El objetivo de la celebración anual de esta fecha es recordar y renovar el compromiso asumido en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia celebrada en Budapest en 1999, bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Consejo Internacional de Uniones Científicas (CIUC). Fue poco después, durante la Conferencia General de la UNESCO, que se decidió proclamar al 10 de noviembre como el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, desde 2001.

Este compromiso se centra en la utilización responsable de la ciencia en beneficio de las sociedades, especialmente para la erradicación de la pobreza y a favor de la seguridad humana. Miles de científicos luchan en todo el mundo por conseguir estos objetivos comunes unificados en las palabras "paz" y "desarrollo", pero que podrían desglosarse en otras muchas, tales como igualdad, justicia, libertad, energía, futuro… Este Día Mundial también tiene por objeto lograr una mayor conciencia en las personas acerca de la importancia de la ciencia y a través de ello reducir la brecha existente entre la ciencia y la sociedad.

En 2016, la celebración rinde homenaje a los centros y los museos científicos por su importante contribución a la divulgación de la ciencia.