Pastor Castell

La tangibilidad de la Historia.

Palabras pronunciadas por el DrCs. Pastor Castell – Florit Serrate, Director de la Escuela Nacional de Salud Pública; en ocasión de la celebración del Día del Educador

22 de diciembre del 2015

 

Para un país y sus habitantes resulta muy difícil evolucionar y construir un futuro mejor si no conocen su historia en profundidad. Esta afirmación está reflejada en la famosa frase “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”, atribuida por unos, al poeta y filósofo estadounidense de origen español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, y por otros al abogado, periodista, político, estadista argentino y Presidente de Argentina entre 1874 y 1880, Nicolás Avellaneda.

Desde que yo era un  niño allá en mi natal Cidra, en la Provincia de Matanzas, oía hablar en mi hogar y en el colegio, las historias, que se me antojaban en aquellos años como fantásticas, de personalidades notables de las guerras por la Independencia de Cuba del colonialismo español, de famosos médicos que consagraron sus vidas al sacerdocio de la Medicina y de célebres hombres y mujeres en general, que se convertían en ejemplos a seguir en su esfera de acción dentro de la sociedad por la magnitud de la obra de sus vidas en pos del mejoramiento humano, pero generalmente se trataba de personas que ya habían fallecido y habían dejado en su totalidad una impronta tal que parecía rayar con la leyenda.

Y ante esas realidades siempre me pregunté, y me sigo preguntando a estas alturas de mi vida, la razón por la cual en la inmensa mayoría de las historias que escuchaba y estudiaba, solamente se hacía referencia a los hacedores de esas historias que habían fallecido y muy poco o nada, a los que continuando la obra iniciada se mantenían aferrados al perfeccionamiento y conclusión exitosa de la misma, en algunos casos satisfactoriamente  y en otros con la frustración como resultante.

En ocasiones la manera de evaluar la historia cumple patrones tradicionales, el mensaje que se pretende trasmitir no se asimila e interpreta como se quisiera, no siembra los valores necesarios que a mi juicio podrían explicar la tangibilidad de la historia que se materializa cuando podemos palpar, tocar, a los que han hecho y continúan haciendo la Historia.

Sin pasado no es posible un presente y futuro próspero, capaz de transformar y contribuir al desarrollo cultural, social, económico y político. La historia hay que construirla,  pero si de sus símbolos o héroes se trata, considero que no sólo debemos  referirnos a los que ya no están, sino también, de aquellos que apasionadamente han construido y siguen construyendo un legado promisorio digno de reconocimiento. Que sus trayectorias se estudien e interpreten, de acuerdo al momento y se aproveche todo el fruto que éstas son capaces de aportar, sin que predomine el enfoque aséptico que tanto daño origina en los relatos que sobre todas y todos, aquellos mortales que con virtudes y defectos, han dejado sus huellas históricas en el transcurso de sus vidas.

Marc Bloch, historiador francés de origen judío, nacido en el año 1886 y fusilado por los ocupantes nazis de Francia el 16 de Julio de 1944, escribió: "La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero no es, quizás menos vano esforzarse por comprender el pasado, si no se sabe nada del presente”

Verdad lapidaria que se pone de manifiesto en nuestras realidades en general y en nuestro sector en particular. De ahí que es un deber moral insoslayable conocer las historias de los pilares fundacionales de la Salud Pública Cubana, pero también es preciso rendir homenaje respetuosamente a los que aún se encuentran haciendo historia día a día, y a los que progresivamente se incorporan a la noble tarea de la Salud Pública en nuestro país, nacidos en nuestra tierra o allende sus fronteras nacionales que como los doctores Ramón Claudio Delgado Amesto y, Juan José Apolinaire Pennini, Hugo Villar Tejeiro, Miguel Márquez Vázquez, Leonardo Julio Westheim y Gloria Puposa, esta ultima enfermera viviendo aún en nuestro país,  nos demostraron con su consagración al trabajo en nuestra tierra, que el valor del buen ejemplo hasta el último día de la vida no distingue lugares de nacimiento, fronteras, ni credos, ni idiomas, ni filiaciones en sentido general.

La Salud Pública Cubana en su devenir histórico que se remonta a varios siglos atrás, tiene registrados con letras doradas la obra y la vida de personalidades de la talla de Tomás Romay Chacón, Carlos Juan Finlay, Juan Guiteras Gener, Enrique Barnet Roque de Escobar, José A. López del Valle Valdés, Arístides Agramonte Simoni, Hugo Roberts Fernández, Mario García-Lebredo Arango, Matías Duque Perdomo, Margarita Núñez Núñez, Emilio Martínez Martínez, Daniel Alonso Menéndez, Arnaldo Teijeiro Fernández, Abelardo Ramírez Márquez, Gustavo Kourí Flores, Jorge Aldereguía Valdés-Brito, Flavia Sánchez Manduley, Pedro Azcuy Henríquez, Gabriel Toledo Curbelo, Luis Córdoba Vargas, Eduardo Bernabé Ordaz Ducungé, Mario Escalona Reguera, Roberto Hernández Elías, Roberto Pereda Chávez, José Otero Molina, José A. Gutiérrez Muñiz, Luis Mario Cruz Cruz, Néstor García Calella, Heliodoro Martínez Junco, Manuel Becerra Troya, Conrado del Puerto Quintana, Elena López Serrano, Adolfo Álvarez Blanco, Ana Teresa Fariñas Reinoso, Fernando Verdecia Fernández, Benito Narey Ramos Domínguez, Roberto Capote Mir, Emigdio León Columbié, Ramón Martínez Rodríguez, Gustavo Aldereguia Lima, Pedro Kouri Esmeja, José López Sánchez, Rafael Figueredo González, Leopoldo Araujo Bernal, Celestino Álvarez Lajonchere, Oscar Mateo de Acosta Fernández, Raimundo Llanio Novano, Fidel Ilizastigui Dupey, Candido Manuel López Pardo, Carlos Font Pupo, Luis Díaz Soto, Jose Jordán, Adolfo Valdivia, Abelardo Buch y muchos más que ya no nos acompañan físicamente, a los cuales rendimos también tributo de homenaje y recordación perpetuos.

Con origen en el término latino tangibilis, la palabra tangible se utiliza para nombrar lo que puede ser tocado o probado de alguna forma. En un sentido más amplio, también hace referencia a aquello que puede percibirse con precisión.

Siguiendo esa línea de pensamiento, hoy 22 de Diciembre, en la jornada del Educador en Cuba y a escasos cinco días de la conmemoración del 13 Aniversario del fallecimiento del Dr. Abelardo Ramírez Márquez, acaecido el 27 de Diciembre de 2002, el acto central de la Escuela Nacional de Salud Pública está centrado alrededor de la Cátedra “Carlos J. Finlay”, una de las cinco Cátedras Honoríficas constituidas en la ENSAP.

Esta institución académica se dignifica homenajeando a sus  Profesores Consultantes, pero más relevante aún, tres de ellos recibirán  la condición de Profesor de Mérito, ellos son, Orlando Carnota Lauzán, Helenio Ferrer Gracia y Pablo Resik Habibb, cuanta honra nos acompañan, cuanta alegría contar con la presencia de profesores que continúan escribiendo junto a todos nosotros la Historia de la Salud Pública Cubana desde este presente en forma tangible, y entre los que se encuentran también los Profesores, Francisco Rojas Ochoa, Antonio Granda Ibarra, Eneida Ríos Massabot, Gregorio Delgado García, Benito Pérez Maza y Juan  José Ceballos Arrieta. Es una pléyade de valiosos compañeros que nos honran con su inapreciable acompañamiento en el momento actual y otros que aunque jubilados, no abandonan las banderas de la Salud Pública ni el amor a la tierra que les viera nacer y siguen con nosotros por difíciles que sean las circunstancias.

Suelo recordar al Profesor Cosme Ordoñez Carceller cuando desde nuestros años mozos nos repetía: “la inutilidad de la actividad por la actividad, cuando debe ser  la actividad por el objetivo”. Pues bien, realizando un símil muy respetuoso, en este instante, pienso que debemos interiorizar el hecho de que la Historia por la Historia no alcanza su máximo esplendor, significado y utilidad. La Historia se escribe desde el presente. Hoy estamos haciendo Historia, y no lo hacemos correctamente si no logramos que la Historia cumpla el objetivo de penetrar conscientemente dentro de nosotros con el objetivo de mejorar el presente y el futuro.

Pero que, además, que no sea útil solamente para recordar e interpretar a los que ya no están, sino también a los que si están y siguen aportando conocimientos y experiencias para consolidar y perpetuar la obra que han construido a lo largo de sus vidas en el Sistema Nacional de Salud de Cuba.

Martí dijo y cito:

“Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida”.

En una oportunidad me hicieron una pregunta, de cómo considerar la evaluación de los profesores consultantes octogenarios, a lo que respondí rápidamente, “es muy sencillo, los profesores consultantes octogenarios, tienen la condición de excelencia, sólo con hacer acto de presencia”.

De esta manera, la intangibilidad de lo tangible y la tangibilidad de lo intangible se constituyen como un mismo camino patrimonial indisoluble, en el cual los individuos somos los protagonistas en un mundo contemporáneo presa de la inmediatez, donde la historia de una nación y un pueblo se continúa escribiendo  a partir del presente, y en el cual ya no nos es permisible ni resulta ético en nuestras actuales circunstancias repetir como el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset lo que en su momento manifestara, “No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”.

 

Muchas gracias