Fidel

“Nosotros no ofrecíamos dinero; ofrecíamos [médicos] para salvar vidas, y nuestro ofrecimiento está en pie para hoy o para mañana, como es y será norma de Cuba con cualquier pueblo del mundo.”  —Fidel Castro en ocasión del Huracán Katrina, 2005.

Fidel Castro y un recién nacido con su madre, clínica rural,  1959/1960.

Noviembre 26, 2016, Oakland, California—Fidel Castro se nos ha ido, pero su nombre todavía levanta pasiones después de 60 años de su primera aparición en el escenario político mundial como joven líder rebelde. Sin embargo, en el debate alrededor de su legado no puede haber dudas sobre dos hechos: era cubano pero también de una dimensión mayor que Cuba, fue el último de los grandes líderes del siglo XX.

Y tan importante como eso, fue él la fuerza impulsora y el principal arquitecto de la salud universal en Cuba, de un sistema de salud pública que ha hecho de los cubanos uno de los pueblos más sanos del mundo.  Construida sobre el principio del derecho a la salud, Fidel primero esbozó esta visión en el programa del movimiento que él condujo a la victoria el 1ro de enero de 1959.

Como resultado de su liderazgo, el nuevo gobierno se dedicó en primer lugar a la salud y la educación para todos. En 1960-61, médicos recién graduados, mochilas al hombro, se dirigieron a los campos y las montañas para llevar por primera vez la atención médica, coincidiendo con una Campaña de Alfabetización masiva que enseñó 700 000 cubanos a leer y escribir.

A través de los años, el Presidente Castro tomó un apasionante interés en la salud y estuvo a la vanguardia promoviendo los avances en atención a los pacientes, la investigación y la educación médica; estableciendo hospitales rurales y una red nacional de cientos de policlínicos; convirtiendo la prevención en piedra angular de la formación médica y los servicios; generando inversiones extraordinarias en biotecnología para desarrollar innovadoras vacunas, así como terapias contra el cáncer; y creando servicios especializados para los recién nacidos cubanos que padecen enfermedades cardiovasculares. Finalmente, él consideraba como la más significativa “revolución dentro de la revolución” la creación en los 80 del programa del médico y enfermera de la familia, con consultorios en cada manzana y asentamiento rural de Cuba.

Los resultados de estos esfuerzos no fueron logrados por un solo hombre, sino por 500 000 trabajadores de la salud cubanos, quienes sí pudieron contar con un gobierno que priorizaba la salud. Juntos ellos enfrentaron, entre otros desafíos, las epidemias del dengue y la neuropatía; y la escasez de medicamentos, incluyendo para los pacientes con VIH-SIDA, después del colapso del campo socialista y el endurecimiento del bloqueo norteamericano contra Cuba en los años 90. Es precisamente esta dedicación la que ha logrado una nación más saludable.

Bajo la guía de Fidel Castro, los profesionales cubanos de la salud también comenzaron a ofrecerse para cooperar en otros países en fecha tan temprana como 1960, respondiendo a un Chile devastado por un terremoto; y en 1963 el primer servicio a largo plazo fue brindado por los médicos enviados a la recién independiente Argelia.

A pesar de las invasiones y los atentados contra su propia vida, Fidel Castro siempre demostró una actitud  abierta hacia el pueblo norteamericano. Ofreció miles de médicos especialmente capacitados, para atender a las víctimas del Huracán Katrina en New Orleans, una brigada médica que tomó su nombre de Henry Reeve, nacido en Brooklyn y héroe de la guerra de independencia de Cuba contra España. Abrió las puertas de la Escuela Latinoamérica de Medicina a jóvenes estudiantes norteamericanos de bajos ingresos, a solicitud del Black Caucus del Congreso de Estados Unidos. En sus palabras se expresa el objetivo de esta escuela: “Hay que formar los médicos que requieran los campos, las aldeas, los barrios marginados y pobres de las ciudades del Tercer Mundo. Incluso en países inmensamente ricos, como Estados Unidos, decenas de millones de afroamericanos, indios, inmigrantes latinos, haitianos y otros, carecen de asistencia médica.” Desde su inauguración en 1999, la Escuela Latinoamericana de Medicina ha matriculado a más de 200 estudiantes norteamericanos y graduado unos  30 000 médicos de más de 100 países.

Una delegación de MEDICC integrada por salubristas y profesores de medicina fue la   última de Estados Unidos que se reuniera con el Presidente Fidel Castro antes de su enfermedad en julio de 2006. Como ya era costumbre, la reunión se prolongó toda la noche. Pero en el centro de nuestras conversaciones no estuvo la política global… sino la salud, los implantes cocleares para los niños cubanos ciego-sordos, una llamada a la brigada médica cubana en Timor Leste, incluso el potencial para la colaboración Estados Unidos-Cuba en salud y medicina. Durante 12 horas, la salud fue el punto más importante de nuestra agenda mutua.

Solo cabe esperar que en el futuro, la cooperación entre Estados Unidos y Cuba en salud que visionamos durante esa larga noche—y que más tarde fue ratificada por los Presidentes Barack Obama y Raúl Castro—pueda perdurar y ampliarse en beneficio de nuestros pueblos.

Al pueblo de Cuba, a la familia de Fidel Castro, lleguen nuestras más sentidas condolencias y nuestro infinito agradecimiento por la dedicación que demostró durante su vida la salud para todos.

 

 

Peter G. Bourne, Presidente, Junta Directiva de MEDICC y Co-presidente del Consejo Académico Conjunto

Nassim Assefi, Directora Ejecutiva de MEDICC

Gail Reed, Directora Fundadora de MEDICC

 

 

Lic. Annet Sánchez

MEDICC Review